almacén

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Alguna esquina de Buenos Aires
a veces huele para mí a La Bahiense
Mi familia nunca iba a ese almacén
que parecía ocupar toda la manzana
Adentro, los frascos y cajones apiñados
la laca de las repisas descascarándose
el aire húmedo la opacidad de tarde tenue
y las cinco hermanas ocupadas en sus tareas
Además de perros que muerden, los dueños tenían
sabíamos en el pueblo, en otro lugar
más cercano al soplido del mar
una plantación de sandías
que crecían más libres que sus hijas

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2 comentarios:

Lucas R. Britapaja dijo...

La bahienseeeee... a una cuadrita de mi casa, sí sí. Qué miedo me daba pasar por ahi, los perros eran más malos que el dueño, y eso es mucho decir. Además, vivienda de chapa muy venida a menos. Además además, una historia policial, con tiros, muerte y un poquito de leyenda también, por deudas de mal entretenidos... quizás, a una cuadra de mi casa, esté una de esas historias que uno no cree que sean posibles. Igualmente, las últimas veces que pasé el cuadro era diferente, pues antes aterraba aunque sea: sigue el mismo alambrado, pero los yuyos crecieron, el camión quedó abandonado y ya no quedan perros malos.

N dijo...

Que cosa que hayan muerto los perros y las hijas se hayan sacado las trenzas y se hayan ido con novios gitanos por el mundo. De todos modos, algunos/as siempre vamos a pasar con miedo.