ícaro


Una polilla se acercó tanto al fuego donde yo hervía agua para un té, que se murió quemada.
Me impresonó. Ser como la polilla.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Quién no cae bajo el embrujo del hipnótico fuego? Quién no se siente protegido por las cálidas y acogedoras llamas? La muerte de la polilla es un exceso de confort. quizá muchos de nosotros seamos polillas... sin darnos cuenta.

ژ ژ gallo dijo...

Oh, todas las polillas se llaman ícaro. Y todos los suicidas son un poco polillas.
jjg

Anónimo dijo...

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